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"EL ARBITRAJE ME PERMITE VIVIR EL BALONCESTO DESDE OTRO PRISMA"



Adrián Rodríguez arbitrando durante un partido Adrián Rodríguez arbitrando durante un partido
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Adrián Rodríguez Peguero, colegiado de Tercera FEB y Liga Femenina 2, además de secretario del Área de Árbitros de la Federación Extremeña de Baloncesto (FExB), nos ofrece una mirada privilegiada sobre su trabajo y la pasión que siente por este deporte

En el mundo del baloncesto, los jugadores y entrenadores suelen acaparar la mayor parte de la atención. Sin embargo, hay una figura fundamental que garantiza el buen desarrollo del juego: el árbitro. Rodríguez Peguero comenzó en el arbitraje por una razón clara: seguir vinculado al baloncesto tras regresar de un año de estudios fuera de casa. "Desde pequeño había sido el deporte que más me gustaba, además, había jugado en categorías de formación. Fue una oportunidad para volver a engancharme a este mundillo", nos cuenta. Su motivación creció a medida que notaba su progresión y disfrutaba del baloncesto dentro de la pista, pero desde una perspectiva diferente.

En su día a día como secretario del Área de Árbitros de la FExB, Adrián debe supervisar desplazamientos, tramitar nuevas altas y bajas, e informar a las delegaciones sobre cambios y requerimientos. "Me encuentro un poco entre medias de la Federación y el área de árbitros y oficiales de mesa", explica. Su labor resulta fundamental para el correcto funcionamiento del arbitraje en la región.

Cuando se le pregunta sobre las cualidades necesarias para arbitrar, Rodríguez Peguero es claro: "Empatía, compañerismo, disciplina, responsabilidad, confianza y humildad". Estas habilidades permiten a los colegiados gestionar el juego con equidad y firmeza, enfrentando situaciones de alta tensión con madurez. Uno de los aspectos más debatidos en el arbitraje es la severidad con la que se juzgan sus errores en comparación con los de jugadores y entrenadores. "Nosotros somos juzgados por cada uno de nuestros fallos, mientras que con los jugadores y entrenadores es diferente", reflexiona Adrián. "Puedes estar haciendo un gran arbitraje durante 39 minutos, pero si fallas en la última acción, nadie recordará el resto del partido".

A pesar de la presión, Rodríguez Peguero asegura que un árbitro puede disfrutar más del partido que los propios jugadores. "Estás dentro de la pista todo el tiempo y viviendo el partido desde dentro", comenta. "Algunos encuentros requieren de todos tus sentidos y más, y eso hace que te mantengas completamente concentrado y lo disfrutes mucho".

Para él, la relación con los jugadores y entrenadores debe ser natural y respetuosa. "Todos los que estamos en una pista de baloncesto, ya sean oficiales de mesa, entrenadores, jugadores o nosotros como árbitros somos personas con un mismo objetivo: disfrutar del juego. La clave está en la comunicación y el respeto mutuo".

Adrián Rodríguez explica que las situaciones en las que un jugador o entrenador cuestiona una decisión debe manejarse con naturalidad, ya que "dentro de la pista cada uno tenemos una ubicación en la que yo desde donde estoy veo una cosa, el propio jugador que se encuentra en la misma acción a veces no es consciente de lo que hace o no hace con su propio cuerpo o extremidades, y el entrenador desde su zona de banquillo tiene otra ubicación, por lo que son tres ubicaciones dentro de la propia pista donde cada uno podemos tener una apreciación distinta, pero siempre con diálogo técnico para intentar que la explicación sea precisa y puedan entender por qué tomas esa decisión".

Entre sus mejores recuerdos explica que ha tenido la suerte de llegar a pitar partidos "muy chulos", los cuales los disfrutó mucho por la igualdad del partido o por el propio pabellón. Pero entre sus mejores recuerdos en el arbitraje destaca la llamada en la que le comunicaron que sería árbitro de categoría FEB, en lo que es ahora grupo III FEB y su posterior debut. "Fue especial, sobre todo porque arbitré junto a un buen amigo", rememora. Afortunadamente, afirma no haber tenido aún una experiencia negativa que le haya marcado.

Rodríguez Peguero se muestra consciente de las reglas que más controversia generan: "Las acciones interpretativas como los avances ilegales (pasos) o la diferencia de criterios suelen ser los puntos más discutidos, ya que cada equipo busca defender sus propios intereses". En cuanto al público, admite que su presencia puede generar presión, pero no influye en la toma de decisiones. "Un pabellón lleno impresiona, pero a la vez refuerza el deseo de hacerlo bien. La presión viene después de pitar, no antes, sobre todo cuando pitas algo que ves claro y es en contra del equipo local. Si no está de acuerdo el público, una vez lo pitas puedes sentir algo de presión porque suben los decibelios".

La comunicación entre el equipo arbitral "es lo más importante de un partido, ya que sin comunicación estaríamos haciendo cada uno la guerra por nuestra cuenta", afirma con rotundidad. La comunicación efectiva entre los árbitros es fundamental para asegurar que el arbitraje sea coherente y justo. "Es importante hablar todos los aspectos o situaciones que se nos pueden dar en un partido, durante el prepartido en el vestuario, para saber qué vamos a trabajar nosotros como un equipo y en qué nos vamos a apoyar y ayudar cuando lo necesitemos dentro del encuentro".

La imparcialidad en el arbitraje debe ser algo que sea intrínseco, ya que "para ser árbitro tienes que ser completamente imparcial en un partido. Para ello marcas un criterio de partido con las pitadas que vas realizando al inicio y que buscas continuar haciendo durante todo el encuentro", el trato con participantes debe ser el mismo con un equipo que con otro, asegura Adrián. Además, cree que los cambios en el reglamento deben centrarse en dar mayor fluidez al juego. "La nueva regla de sacar rápido en fueras de banda en la ACB es un buen ejemplo de cómo el reglamento evoluciona para mejorar el baloncesto".

Sobre su futuro, no se marca un techo. "Mi objetivo es seguir disfrutando y ver hasta dónde puedo llegar con mis capacidades. Si algún día dejo de disfrutar, daré un paso al costado, pero intentaré devolver lo que el arbitraje me ha dado".

Adrián Rodríguez Peguero es un claro ejemplo de cómo el arbitraje puede ser una vocación tan apasionante como jugar al baloncesto. Su compromiso y dedicación evidencian que la figura del árbitro no solo es esencial para el juego, sino también una parte intrínseca del espectáculo. En un mundo donde los errores se señalan con lupa, el disfrute del juego sigue siendo su motor principal.